Año Uno.

PRÓLOGO

Mi nombre es Isabella , tengo 18 años, nos encontramos a día 3 de Agosto de 2012 vivo en España, en un mundo donde casi toda la población está muerta, y todo ello gracias a una enfermedad, que se propaga tan rápido, que apenas nos dimos cuenta de lo que ocurría, ésta ya se había propagado por toda Europa, y con ella se había llevado a la tumba a más 2 millones de personas en apenas  2 semanas. Fue la noche del 15 de agosto, 2 semanas antes de mi decimo séptimo cumpleaños cuando todo comenzó, cuando nos empezamos a dar cuenta de lo que se avecinaba , y cuando todo lo que yo conocía, cambió.


CAPÍTULO I 

15 de agosto – 22:30

Estoy nerviosa, dentro de dos horas voy a besar a Angelo, llevo coladita por él desde tercero de la ESO, cuando llegó nuevo al instituto desde Florencia. El primer momento en que le vi entrar por la puerta de clase, supe que era mi alma gemela. No voy a mentir, esta buenísimo, tiene unos ojos verdes rasgados y grandes, con largas pestañas, son el tipo de ojos que te dejan paralizada sin poder moverte, el primer momento en que fijó su mirada en mi..fue como…como si millones de pinchazos me recorrieran el cuerpo, de  los pies a la cabeza. Su pelo era negro azabache, lo llevaba, y suele llevarlo siempre despeinado, como si acabara de despertarse. A cualquier persona le quedaría mal, pero a él le hacía ver de una forma…salvaje, acorde con su piel bronceada. Tenía una nariz larga y delgada, pero  disimulada por sus labios, eran gordos- no exageradamente – y rojos. Era alto, 1’79, más que yo, cosa que no es muy difícil, dado que apenas mido 1’61. Era delgado y un poco musculoso, más tarde me enteraría de que él en Italia jugaba al rugby.
¿Sabéis cual fue la gota que colmó el vaso?, la profesora le puso como mi compañero de mesa, durante todo el curso. Congeniamos, era majo y con el paso del tiempo nos hicimos mejores amigos. Yo ya estaba enamorada de él, pero no dije nada por miedo al rechazo y las consecuencias que esta revelación podría acarrear a nuestra amistad.
Angelo vive con sus abuelos, ya que sus padres murieron unos meses antes de que nos conociéramos. 
Mi padre, al que yo le llamo bruce, por su parecido con Bruce Willis, heredó una casa en un pueblo pequeño cercano a Murcia. Vamos todos los veranos: Bruce, mamá, Alba, Ariel  y yo, pero este año hemos invitado con nosotros a Angelo y a sus abuelos- Mª Anabela y Carlos-, a pasar todo el mes de agosto con nosotros.  
Bueno, de vuelta al presente, estos flashbacks que tengo a veces me retrasan un montón. Ahora que he terminado de ducharme, tengo que averiguar cómo voy a quitarme estas ojeras, es lo que me faltaba…no tengo ya suficiente con mi piel pálida y mis ojos color ámbar, claro que no, ahora tengo esas ojeras que me hacen ver como un maldito zombi.
Mientras me entretengo buscando el conjunto que ponerme y me peino, mi hermana menor, Alba, que tiene actualmente 14 años, entra a mi habitación sin pedir permiso, como siempre.
-          - ¡ Martaaaaa!, ¡Angelo lleva un rato esperándote fuera!, más vale que te des prisa…- ya está poniendo esa cara que pone cuando planea una jugarreta -…si no quieres que me vaya yo con él, ya sabes que no me importaría.

No me sorprende, siempre hace lo mismo, es una chica de 14 años con las hormonas patas arriba y Angelo no es algo que puedas olvidar una vez le conoces.
-          -Alba, olvídate pequeñaja.- Me asomo a la ventana - ¡ Angy ya bajo!.

Horas más tarde, una vez ya estamos en la playa, que queda a 15 minutos de casa. Llevamos hablando como 1 hora o así. Es el momento. Se lo suelto
-          -Angelo..tengo que decirte algo… - le miro fijamente a los ojos, esperando que sobren las palabras-.
-         - Dime Bells, soy todo oídos-Oh dios, me hipnotizan sus ojos-, sabes que puedes contármelo todo, ¿qué ocurre?.
-Verás Angy, yo te...
Me paro , debido a que no me está prestando atención, sino a algo que está a mis espaldas, en dirección al mar.  Se ha olvidado completamente de mí , porque se levanta y va hacia la orilla. Yo, como no, le sigo a ver qué es la cosa que le acapara toda su atención y que es más importante que yo.
Ahora que nos acostumbramos a la luz de la luna, podemos vislumbrar mejor el montón de..no sé que es, son miles de bultos, parecen rocas flotantes, todas ellas se acercan a la orilla, arrastradas por la marea. Angy toca una de ellas con un palo.
-          -Bells, ¡Es un jodido cuerpo!, ¡todas estas cosas son personas!, vámonos de aquí , hay que buscar ayuda.- Ahora estoy devolviendo, el día que voy a decirle a Angy lo que siento y ocurre esto-.
-         - No puedo..me encuentro muy mal Angy, muy, pero que muy mal
Angy debió de notar el miedo en mi voz, porque me cogió en brazos y me llevo conmigo agarrada a su cuello. Lo último que recuerdo son los cientos de cuerpos en la orilla de la playa, y las últimas palabras que nos dijimos Angy y yo.
-        -  Angy yo…te quiero.-Él me zarandea- Yo también te qui….¿pero qué cojones….?.-Recuerdo como nos caímos al suelo lleno de arena, y el golpe que me di en la cabeza- ¿quién eres tú?
Se oyen unos gritos , es Angy, me gustaría ayudarle y quiero gritarle, pero no puedo, cada vez oigo menos, y me estoy ahogando en la oscuridad.
-¡Déjame!¡Bells!¡Aaah!¡Ayuda!.
Lo último que vi al abrir un poco los ojos, fue a dos hombres llevándose a Angy.
Después, junto con arcadas, alucinaciones y dolores por todo el cuerpo, todo se volvió oscuro y me desmayé. Esa fue la última vez que estuve con él. 




Capítulo II


15 de agosto – 08.00


Me despierto con un dolor en la sien horrible, con la luz del sol cerniéndose sobre mi cabeza.
Llevo toda la noche inconsciente y lo primero que recuerdo es  que iba a decir a Angelo que le quiero cuando… ¡Oh, NO! Tengo que Intentar levantarme con toda la fuerza de voluntad que me sea posible. Al impulsarme con las manos sobre el suelo, noto algo blando y mojado debajo de mis pies, me giro para ver de qué puede tratarse y…lo recuerdo todo: los cuerpos lánguidos en la orilla de la playa, yo sintiéndome como una mierda, Angy cogiéndome en brazos y… aquellos hombres alejándole de mi y dejándome moribunda allí, alrededor de otros cientos o miles de personas.
Me está entrando el pánico.
-          Isabella, tranquilízate, piensa con claridad, respira hondo, esto no puede estar pasando, si te viera Bruce…- ahora si que me he quedado quieta-.
Al acordarme en mis padres, me acuerdo de mis hermanas y de los abuelos de Angelo..
Tenía que ir a casa, asegurarme de que todos estaban bien. Bruce y mamá sabrán que hacer. Mientras me alejo de la playa cubierta de cuerpos y me voy acercando al paseo marítimo, me doy cuenta de lo silencioso que esta todo, cuyo único sonido son las olas al chocar contra las rocas. Hay cuerpos esparcidos por toda la playa, lo que más me sorprende es la falta de presencia por parte de médicos, o de las autoridades, cualquier persona viva.Es realmente extraño. Me asusto y hecho a correr, solo son 15 minutos del paseo marítimo a casa, pero aun así me canso rápidamente, y cuando llego a la puerta de casa, noto como me arde el pecho y la garganta, del excesivo esfuerzo que hice.   Tengo las llaves en el bolsillo, pero no hacen falta porque la puerta está abierta.
-          ¿Mamá?, ¿Bruce?, ¿hay alguien en casa? -Vale, deben de estar dormidos, no les ha pasado nada, seguro…-.
Tengo un mal presentimiento. Mi casa tiene un pasillo a la derecha del hall, que te lleva a las habitaciones y otro a la izquierda que te lleva al salón, a la cocina con su respectivo patio y a una puerta trasera. Entro en todas las habitaciones sin encontrar a nadie. Solo me queda el salón, voy corriendo a él, por lo que no veo lo que hay enfrente de mí, hasta que ya he tropezado y me he comido el suelo con la cara.
-¡Joder!, pero, ¿con qué narices he tropezado…?.
No sé con qué he tropezado, pero lo que si veo es el pelo rojo y rizado de mi hermana Alba, tirada en el suelo, tan blanca como la nieve.
-          ¡Alba!¡Alba!¡Despierta!.-la zarandeo, sin resultado alguno-, no puedes estar muerta, tu también no, por favor… Alba no me dejes, ¡Alba!
Ella esta muerta, lo sé, solo que no puedo creérmelo. La contemplo, por última vez, y me viene el recuerdo de aquella vez que estábamos Angy y yo en mi habitación, apenas hace unos meses, y ella entró sin llamar a la puerta, como una loca.  
                                                           *  *  *
-          ¡ Anabellaaaa!.....
-           ¡ Cuántas veces tengo que decirte que llames a la puerta!
Ya le estaba cogiendo del codo cuando me di cuenta de cómo iba vestida. Su pelo rizado y  rojo, salvaje como ella misma, suelto; Llevaba puesto mi vestido rojo, el que usé la pasado Nochevieja, le quedaba genial, eso tengo que admitirlo, y no fue eso lo que me puso de mal humor, fue ver cómo le estaba mirando Angy.
-          Te queda muy bien ese vestido Alba.- Le dijo esto mientras mi sonrisa, se la dedicaba a mi hermana pequeña- No sabía cuánto habías crecido, pero cada día eres más guapa, pequeñaja.
Mi hermana se puso como un tomate, y yo también, solo que por causas totalmente diferentes, ella por coqueteo, y yo por celos.
Que con apenas 14 años, mi hermana pequeña, hubiera coqueteado más con Angelo que conmigo, fue indignante. Debió de ver mi tristeza, porque cuando se hubo ido Alba, pasó algo que nunca olvidaré, no por qué dijo, sino por la forma en que me miraba cuando me lo dijo.
-          ¿Sabes Bells?, no te he visto ponerte tan colorada, desde el primer día que te vi, a ti y a tus preciosos ojos gatunos. Pensé que eras un ángel, ahora sé que no es así.
Parecía enfadado, pero yo solo me puse más roja de lo que estaba.
-          Así… que pensante que era un ángel. ¿EEH?
Nos estuvimos riendo durante 10 minutos.
 Le quería tanto. Y ahora, abrazando a Alba, viendo que en la habitación también estaban Bruce y mamá, supe que estaba sola. Ahora me tocaba descubrir qué había pasado, dónde estaban Ariel y Angelo, y cómo iba a arreglármelas sola.
Estuve llorando durante más de 2 horas, a eso de las 10:30  me desperté, y ajena a los cuerpos de mi familia, puse la televisión, quería saber que ocurría, por las noticias, algo, lo que fuera, pero sin éxito.
Probé con la radio de la cocina, y tuve suerte. Estaba hablando una mujer.
 Estamos en alerta roja, todos los oyentes, no salgan de sus casas, cierren ventanas y puertas, si han tenido contacto directo con cualquier persona enferma, aléjense de ellas y pongan un pañuelo rojo en la puerta principal, si no han tenido contacto, un pañuelo blanco, y bajo ningún concepto, salgan a la calle. No hay que entrar en pánico, pronto todo se habrá resuelto…Estamos en alert..
Apagué la radio. Yo estuve en contacto directo con personas enfermas, estuve en contacto directo con personas MUERTAS.
No puedo permanecer en casa, tengo que salir de aquí. Tengo que buscar a Angelo y a sus abuelos, dado que no se encuentran en casa.
Si lo que me pasó ayer, fue a cusa de este…virus, ¿por qué yo sigo viva?, ¿de dónde procede este virus?, ¿y los abuelos de Angy?.
Y otro pensamiento se formó en mi cabeza…

…¿Me estaré muriendo?.




CAPÍTULO III


Estaba cansada y aterrada, llevaba andando por la carretera tan solo 3 km, pero ya no podía mas con mi cuerpo, ni con mi tristeza, así que me senté en un lateral de la carretera, a descansar un poco. El recordar a mi familia y pensar que todos estaban muertos, la pequeña Albi, mamá, Bruce, Ariel… Los cuatro cuerpos tenían una blancura inusual, pálida, demacrada.  Recordarlos tirados en el suelo, me hacia el seguir adelante cada vez más difícil, pero ahora que lo recuerdo, yo vi tres cuerpos, yo no vi a Ariel. ¿Cómo pudo pasárseme algo tan importante?, ¿qué clase de hermana soy? Y si Ariel no estaba en casa, ¿dónde estará?, ¿habrá muerto ella también?

Solo tengo 16 años, no sé que me he creído, nunca he estado sola más de 2 semanas. Dependía de mi familia para todo, y ahora me doy cuenta, de cómo les necesito. No sé a dónde voy, a que dirección dirigirme, por dónde empezar a buscar.

Estuve encerrada en mis pensamientos por lo menos medio hora, cuando empecé a escuchar el ruido de un motor. A la distancia pude divisar un todoterreno. Ya me imaginaba que no sería la única viva, pero ver un todoterreno, con el silencio que había hace unos minutos, acercase a mí con ese ruidoso motor, y a esa velocidad…en ese momento tuve dos pensamientos, el primero, tengo que andar otros 30 km hasta el sitio más próximo con agua corriente y donde encontrar comida, que era más que nada, un pueblo de la costa llamado Aguasalada. Podría haber ido por la playa, pero no me apetecía ver todos los cuerpos de la ultima vez, y menos a un por las entrecalles del pueblo, temiendo ver algún cuerpo, y ver cuán silencioso estaba. Prefería ir andando por la carretera, que al menos esta señalizada y que por ahora no me he encontrado nada extraño, a parte de la falta de coches…hasta ahora. Mi otro pensamiento, fue como una mala sensación, ver un todoterreno, el único sonido que había, a parte del ruido de las avispas posándose sobre las flores para coger el polen, me parecía sospechoso y peligroso.

Al final me decante por hacer auto stop de alguna forma, para ver si paraba y quien era.
Cuando le quedaban al coche menos de 50 metros, hice todo tipo de señas para que me viera, no fuera a ser que me atropellar, dada la velocidad a la que iba.
Ahora que lo veía más de cerca, se trataba de un Mercedes-Benz, un todoterreno de clase M, debía de pertenecer a alguien con mucho dinero, puesto que debía de rondar los 60.000€. Era negro, elegante y, por supuesto enorme.  Los cristales estaban tintados, por lo que cuando iba frenando, no pude saber quién iba dentro conduciendo.
La persona que había dentro no dudo ni lo más mínimo en frenar al verme.  Bajó la ventanilla del copiloto, supongo que tenía la intención de que yo me acercara, así que lo hice, tenia curiosidad por saber quién era y si podía ayudarme un poco, acercándome a mi destino, al pueblo más cercano.

Cuando me asome a la ventanilla, no sabía que decir, era un chico, rondaría los 21 años, no me sorprendía ver a un chico tan joven con un coche como el que llevaba, la gente en el pueblo del que yo vengo, algunos son muy ricos, pero éste también podía haberlo robado.
Yo me quedé muda, pero él no se quedo callado, sino que fue directo al grano.

-          ¿Quién eres?,  ¿Cuánto tiempo llevas caminando?- Me miró esperando una respuesta, pero al ver que no se la daba, prosiguió preguntando- ¿Vas a subir o te quedaras ahí mirando?
Yo ni siquiera contesté, me subí al coche, y no había pasado 10 minutos, hasta que abrí la boca.
-          Vengo de Vera, llevaré caminando más o menos… uno o dos horas, puede que menos. Y me llamo Isabella.
Ahora que me fijaba mas en el, mientras miraba a la carretera,  lo duras que eran sus facciones, no como las de Angy. El chico tenía el pelo negro y lo llevaba despeinado, no de la forma cuando estas recién levantado, si no como si se lo hubiese estado tocando todo el rato. Tenía una nariz respingona, graciosa, como una media luna. Era de tez oscura, y una cicatriz en la ceja derecha, que le hacía ver sexy. Fui bajando la mirada y fijándome en la chaqueta de cuero negro que llevaba, parecía cuero autentico, y caro, a conjunto con unos pantalones vaqueros claros. El debió pillarme mientras le estaba “analizando”, por decirlo de una manera, y cuando subí la mirada, me topé con sus ojos y el ceño fruncido, supongo que preguntándose a que se debía.
-          Tienes un nombre muy bonito, el mío es David.- Fijó de nuevo su mirada en la carretera y mientras levantaba una ceja, siguió atacándome a preguntas.-  ¿A dónde tienes pensado ir?, ¿No serás de esas personas que tienen pensado ir al centro de contención infecciones, verdad?.
-          ¿Qué centro de contención de infecciones?- Pregunté yo sorprendida.
-          No lo sabes… bueno, mejor, porque yo no pienso ir a ese sitio, por tanto, no te llevaré allí si es lo que pretendes.
-          Mira, yo no sé de que me hablar, solo sé que todo es un desastre, que me desperté en la playa, viendo a cientos de cuerpos flotando en el mar, después de haberme desmayado por el estado en el que me encontraba, que era horrible y, que cuando me desperté, y di gracias por estar vive, llegue a mi casa y estaba toda mi familia muerta, mi mejor amigo y sus abuelas desaparecido, y yo sola, sin saber a donde poder ir. Yo solo quiero encontrar a mi mejor amigo, es lo último que me queda, asi que si no quieres llevarme a donde necesito ir, me bajaré y no te causaré ningún problema, DAVID.- Esto último lo dije con mis lágrimas derramándose por toda mi cara, enseguida me di cuenta de que me había desahogado con él, y no se me ocurrió pensar que él también podía haber perdido a alguien.- Lo siento…seguro que no soy la única que está sola en esta situación. Solo…si te molesto, me puedo ir andando, como he estado haciendo en las anteriores dos horas.
-          No..no sabía todo eso, no tienes que disculparte, el que debe hacerlo soy yo.- Entonces reparo en lago.- Espera… ¿has dicho que estuviste en contacto directo con infectados?, pero… ¿Cómo puedes seguir viva?

No le dije lo que yo pensaba, que era lo más obvio, al menos, para mí, que no estuviera muerta, no significaba que me hubiera salvado, ni que fuera inmune, si no que el virus funcionaba en mi de una forma más pausada, poco a poco, eliminando todo lo que me define como persona, hasta que al final, muera como los demás.
-          ¿Y tú por qué no estás muertos?- me había parado a pensar eso durante un rato, pero no me atreví a preguntárselo hasta que el no me formulo a mí la pregunta antes.
-Yo… no puedo morir por el virus, porque yo técnicamente soy el virus.

*  *  *

Estoy en un sueño, lo sé porque todo es muy irreal. Debajo de mis pies, 1 metro por delante de ellos, se encuentra un precipicio. Estoy pensando en tirarme, o quedarme o buscar una escapatoria. Me persiguen, cientos, miles  de personas sangrientas y asquerosas, con olores pútridos, como si estuviesen ya en el estado de descomposición de un cuerpo.
Oigo a mi madre gritar- ¡Corre cariño, corre!. Yo corro, hasta llegar al acantilado, viéndome sin ninguna escapatoria posible. Tengo que decidir, lo sé, pero antes quiero despedirme de mi madre.
-          Mamá, te quiero mucho.
-          Yo también te quiero hija mía, no me vas a volver a ver, pero recuerda, tienes que ser fuerte, y encontrar a tus hermanas, debéis permanecer juntas, las tres, os van a buscar, y os van a mentir con esperanzas y prometeros grandes cosas, cosas que saben que son las que más deseáis, pero no les creas, mi niña. No llores, se fuerte, confío en ti. Te quiero, Ariel.
Entonces, salté. 
Lo primero que hice al despertarme, fue ver los cuerpos de papá y mamá. Después fui al baño, me lavé la cara y, al verme, vi a la misma chica de siempre, solo que mis ojos no eran verdes claros, si no de un tono más fluorescente. El virus debía de estar activo en mi cuerpo.
Ahora me tocaba encontrar a mis hermanas, era el momento de avisarlas y cuidarlas, yo, Ariel, e intentar que no se activase el virus en ellas, pues no significaba la muerte, sino algo mucho peor que eso.
No había marcha atrás, debía empezar ya, empezando por los cuerpos de mi padre y de mi madre, debía quemarlos, y debía hacerlo rápido.
*  *  *

Isabella

Sentí una especie de tirón en el estómago, estaba sudando y vi por el espejo del coche, algo extraño, debió ser mi imaginación, pero había cambiado algo en ella.
-          Isa, ¿estás bien?, te veo pálida, ven, mírame.- David me cogió de la barbilla, y me la giró, de forma que sus ojos estaban a la altura de los míos.- Tienes unos muy inusuales, ¿lo sabías?- Entonces, me soltó y siguió conduciendo.
Entonces, yo suponía que se refería al ámbar de mis ojos, que siempre habían llamado la atención, junto con su forma gatuna, pero más tarde descubriría que no era esa la razón.
Se me estaban formando unos aros de color rojizo alrededor de la pupila, el virus estaba empezando a actuar y, si creía que todo había cambiado ya en mi vida, estaba muy, pero que muy, equivocada.

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