miércoles, 9 de noviembre de 2011

Capítulo 3 - Año Uno.

CAPÍTULO III


Estaba cansada y aterrada, llevaba andando por la carretera tan solo 3 km, pero ya no podía mas con mi cuerpo, ni con mi tristeza, así que me senté en un lateral de la carretera, a descansar un poco. El recordar a mi familia y pensar que todos estaban muertos, la pequeña Albi, mamá, Bruce, Ariel… Los cuatro cuerpos tenían una blancura inusual, pálida, demacrada.  Recordarlos tirados en el suelo, me hacia el seguir adelante cada vez más difícil, pero ahora que lo recuerdo, yo vi tres cuerpos, yo no vi a Ariel. ¿Cómo pudo pasárseme algo tan importante?, ¿qué clase de hermana soy? Y si Ariel no estaba en casa, ¿dónde estará?, ¿habrá muerto ella también?

Solo tengo 16 años, no sé que me he creído, nunca he estado sola más de 2 semanas. Dependía de mi familia para todo, y ahora me doy cuenta, de cómo les necesito. No sé a dónde voy, a que dirección dirigirme, por dónde empezar a buscar.

Estuve encerrada en mis pensamientos por lo menos medio hora, cuando empecé a escuchar el ruido de un motor. A la distancia pude divisar un todoterreno. Ya me imaginaba que no sería la única viva, pero ver un todoterreno, con el silencio que había hace unos minutos, acercase a mí con ese ruidoso motor, y a esa velocidad…en ese momento tuve dos pensamientos, el primero, tengo que andar otros 30 km hasta el sitio más próximo con agua corriente y donde encontrar comida, que era más que nada, un pueblo de la costa llamado Aguasalada. Podría haber ido por la playa, pero no me apetecía ver todos los cuerpos de la ultima vez, y menos a un por las entrecalles del pueblo, temiendo ver algún cuerpo, y ver cuán silencioso estaba. Prefería ir andando por la carretera, que al menos esta señalizada y que por ahora no me he encontrado nada extraño, a parte de la falta de coches…hasta ahora. Mi otro pensamiento, fue como una mala sensación, ver un todoterreno, el único sonido que había, a parte del ruido de las avispas posándose sobre las flores para coger el polen, me parecía sospechoso y peligroso.

Al final me decante por hacer auto stop de alguna forma, para ver si paraba y quien era.
Cuando le quedaban al coche menos de 50 metros, hice todo tipo de señas para que me viera, no fuera a ser que me atropellar, dada la velocidad a la que iba.
Ahora que lo veía más de cerca, se trataba de un Mercedes-Benz, un todoterreno de clase M, debía de pertenecer a alguien con mucho dinero, puesto que debía de rondar los 60.000€. Era negro, elegante y, por supuesto enorme.  Los cristales estaban tintados, por lo que cuando iba frenando, no pude saber quién iba dentro conduciendo.
La persona que había dentro no dudo ni lo más mínimo en frenar al verme.  Bajó la ventanilla del copiloto, supongo que tenía la intención de que yo me acercara, así que lo hice, tenia curiosidad por saber quién era y si podía ayudarme un poco, acercándome a mi destino, al pueblo más cercano.

Cuando me asome a la ventanilla, no sabía que decir, era un chico, rondaría los 21 años, no me sorprendía ver a un chico tan joven con un coche como el que llevaba, la gente en el pueblo del que yo vengo, algunos son muy ricos, pero éste también podía haberlo robado.
Yo me quedé muda, pero él no se quedo callado, sino que fue directo al grano.

-          ¿Quién eres?,  ¿Cuánto tiempo llevas caminando?- Me miró esperando una respuesta, pero al ver que no se la daba, prosiguió preguntando- ¿Vas a subir o te quedaras ahí mirando?
Yo ni siquiera contesté, me subí al coche, y no había pasado 10 minutos, hasta que abrí la boca.
-          Vengo de Vera, llevaré caminando más o menos… uno o dos horas, puede que menos. Y me llamo Isabella.
Ahora que me fijaba mas en el, mientras miraba a la carretera,  lo duras que eran sus facciones, no como las de Angy. El chico tenía el pelo negro y lo llevaba despeinado, no de la forma cuando estas recién levantado, si no como si se lo hubiese estado tocando todo el rato. Tenía una nariz respingona, graciosa, como una media luna. Era de tez oscura, y una cicatriz en la ceja derecha, que le hacía ver sexy. Fui bajando la mirada y fijándome en la chaqueta de cuero negro que llevaba, parecía cuero autentico, y caro, a conjunto con unos pantalones vaqueros claros. El debió pillarme mientras le estaba “analizando”, por decirlo de una manera, y cuando subí la mirada, me topé con sus ojos y el ceño fruncido, supongo que preguntándose a que se debía.
-          Tienes un nombre muy bonito, el mío es David.- Fijó de nuevo su mirada en la carretera y mientras levantaba una ceja, siguió atacándome a preguntas.-  ¿A dónde tienes pensado ir?, ¿No serás de esas personas que tienen pensado ir al centro de contención infecciones, verdad?.
-          ¿Qué centro de contención de infecciones?- Pregunté yo sorprendida.
-          No lo sabes… bueno, mejor, porque yo no pienso ir a ese sitio, por tanto, no te llevaré allí si es lo que pretendes.
-          Mira, yo no sé de que me hablar, solo sé que todo es un desastre, que me desperté en la playa, viendo a cientos de cuerpos flotando en el mar, después de haberme desmayado por el estado en el que me encontraba, que era horrible y, que cuando me desperté, y di gracias por estar vive, llegue a mi casa y estaba toda mi familia muerta, mi mejor amigo y sus abuelas desaparecido, y yo sola, sin saber a donde poder ir. Yo solo quiero encontrar a mi mejor amigo, es lo último que me queda, asi que si no quieres llevarme a donde necesito ir, me bajaré y no te causaré ningún problema, DAVID.- Esto último lo dije con mis lágrimas derramándose por toda mi cara, enseguida me di cuenta de que me había desahogado con él, y no se me ocurrió pensar que él también podía haber perdido a alguien.- Lo siento…seguro que no soy la única que está sola en esta situación. Solo…si te molesto, me puedo ir andando, como he estado haciendo en las anteriores dos horas.
-          No..no sabía todo eso, no tienes que disculparte, el que debe hacerlo soy yo.- Entonces reparo en lago.- Espera… ¿has dicho que estuviste en contacto directo con infectados?, pero… ¿Cómo puedes seguir viva?

No le dije lo que yo pensaba, que era lo más obvio, al menos, para mí, que no estuviera muerta, no significaba que me hubiera salvado, ni que fuera inmune, si no que el virus funcionaba en mi de una forma más pausada, poco a poco, eliminando todo lo que me define como persona, hasta que al final, muera como los demás.
-          ¿Y tú por qué no estás muertos?- me había parado a pensar eso durante un rato, pero no me atreví a preguntárselo hasta que el no me formulo a mí la pregunta antes.
-Yo… no puedo morir por el virus, porque yo técnicamente soy el virus.

*  *  *

Estoy en un sueño, lo sé porque todo es muy irreal. Debajo de mis pies, 1 metro por delante de ellos, se encuentra un precipicio. Estoy pensando en tirarme, o quedarme o buscar una escapatoria. Me persiguen, cientos, miles  de personas sangrientas y asquerosas, con olores pútridos, como si estuviesen ya en el estado de descomposición de un cuerpo.
Oigo a mi madre gritar- ¡Corre cariño, corre!. Yo corro, hasta llegar al acantilado, viéndome sin ninguna escapatoria posible. Tengo que decidir, lo sé, pero antes quiero despedirme de mi madre.
-          Mamá, te quiero mucho.
-          Yo también te quiero hija mía, no me vas a volver a ver, pero recuerda, tienes que ser fuerte, y encontrar a tus hermanas, debéis permanecer juntas, las tres, os van a buscar, y os van a mentir con esperanzas y prometeros grandes cosas, cosas que saben que son las que más deseáis, pero no les creas, mi niña. No llores, se fuerte, confío en ti. Te quiero, Ariel.
Entonces, salté. 
Lo primero que hice al despertarme, fue ver los cuerpos de papá y mamá. Después fui al baño, me lavé la cara y, al verme, vi a la misma chica de siempre, solo que mis ojos no eran verdes claros, si no de un tono más fluorescente. El virus debía de estar activo en mi cuerpo.
Ahora me tocaba encontrar a mis hermanas, era el momento de avisarlas y cuidarlas, yo, Ariel, e intentar que no se activase el virus en ellas, pues no significaba la muerte, sino algo mucho peor que eso.
No había marcha atrás, debía empezar ya, empezando por los cuerpos de mi padre y de mi madre, debía quemarlos, y debía hacerlo rápido.
*  *  *

Isabella

Sentí una especie de tirón en el estómago, estaba sudando y vi por el espejo del coche, algo extraño, debió ser mi imaginación, pero había cambiado algo en ella.
-          Isa, ¿estás bien?, te veo pálida, ven, mírame.- David me cogió de la barbilla, y me la giró, de forma que sus ojos estaban a la altura de los míos.- Tienes unos muy inusuales, ¿lo sabías?- Entonces, me soltó y siguió conduciendo.
Entonces, yo suponía que se refería al ámbar de mis ojos, que siempre habían llamado la atención, junto con su forma gatuna, pero más tarde descubriría que no era esa la razón.
Se me estaban formando unos aros de color rojizo alrededor de la pupila, el virus estaba empezando a actuar y, si creía que todo había cambiado ya en mi vida, estaba muy, pero que muy, equivocada.

3 comentarios:

  1. Hola Ross!. Me gusta bastante tu novela!. Yo tambien escribo por primera vez y publico en mi blog!. Que dias publicas?. Besos, Rachel:)

    ResponderEliminar
  2. bastante bien tu tercera parte!!! x) te puedo decir una cosa, hay ciertas palabras (que no tiene importancia), que se ha cortado, a mi también me pasa. pero a lo que iba diciendo es que me encantaa!!!!! xD

    ResponderEliminar
  3. Ya, ha sido estúpido por mi parte no repasar lo que he escrito :S, ahora lo corrijo, gracias por decírmelo Karuna. Ahora en un rato lo pongo bien, y también subiré el capítulo 4 .
    & gracias a ti también Rachel :)

    ResponderEliminar